30 de julio de 2015

Capitaneando ejércitos

And I know, if I gonna live anymore, it's because I'm still willing to fight, and die for that inch.
Because that's what living is.



Y sé, que si queda vida en mi, es porque aun quiero luchar. Y morir por esta pulgada. 
Porque vivir consiste en eso.

La vida es como el fútbol. Y el fútbol es la representación pacífica de una guerra. Y al final, la guerra es como el amor. Y el amor es vida. Al principio de temporada, los partidos son importantes, pero las derrotas no son dolorosas. Como en la guerra, las primeras batallas son de tanteo, de estudio del terreno y de conocimiento propio. Eso si, las derrotas de las últimas batallas son las más dolorosas, las que hacen que las lágrimas dejen regueros de sufrimiento y las que no merece la pena luchar si sabes que vas a perder. Tienes que sacar coraje y valentía, arrojo y agallas y darlo todo en ellas. 

Tenemos que saber que batallas librar y en cuales una retirada a tiempo sabe a victoria. Crecer y madurar significa que sabemos en que batallas luchar y en cuales dar un paso atrás y firmar una capitulación, para volver más fuertes a la siguiente y definitiva y llevarnos la victoria importante, y no solo las de consolación. Esto pasa cuando eres adolescente, y al final te vuelves más inteligente que tus padres, cediendo en dos cosas para ti poco importantes consiguiendo el permiso para lo que realmente quieres. Pero conforme nos vamos haciendo adultos y acumulamos poder nos acostumbramos a vencer en cada una de las escaramuzas y se nos olvida la táctica y la estrategia. 

Algo parecido pasa en el amor y las relaciones. Al principio tanteas al contrario, lo vas conociendo todo de él, sus puntos fuertes y sus debilidades. Aprendes que batallas merecen la pena ser discutidas, y cuales no, o bien porque vas a sufrir la derrota más estrepitosa o porque puede llevarte al final de todo. Con el paso del tiempo las luchas en campo abierto pasan a ser capitulaciones, sentados una frente a otro con una copa de vino de por medio. Ambas partes aceptan y renuncian a cosas que antes no hubieras hecho, pero que esta gran guerra lo merece. Y llega un punto en el que te planteas si merece la pena tanta batalla, tanta lucha, tanta conquista y tanta derrota. Te das cuenta que cada pedazo de pradera que ganas en una lucha lo estás perdiendo en otra. O en otras. Por ahora, yo sigo en batalla. ¿Por cuanto tiempo? no lo tengo claro, porque ni yo misma sé el tiempo que voy a ser capaz de aguantar tantos frentes y tantas guerras. Tantas batallas, tantas derrotas por tan pocas victorias. Eso sí, las victorias nunca tuvieron celebraciones más dulces...

"A batallas de amor, campo de pluma."
- Luis de Góngora - 


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23 de julio de 2015

Progreso adecuadamente


La vida de un veinteañero no siempre es fácil. De hecho siempre nos creemos que estamos en el fondo, hasta que nuestro límite es capaz de marcar más abajo de ese fondo. Pero somos optimistas y nos encanta ponernos metas. Algunas las cumplimos y otras no, pero oye, hemos hecho el esfuerzo y la intención de cumplirlas todas. Quizá cuándo seamos treintañeros y adultos de pro lo consigamos. Aquí van algunas de las que cada vez que hago una lista salen, y que, por supuesto, no consigo cumplir.

1. Dejar de criticar. Así en general. Yo es que no lo puedo evitar, y mira que me lo propongo. Hago críticas constructivas, por supuesto, pero también hago destructivas, muchas. Aunque he madurado y he aprendido a guardármelas para mi privacidad. O para círculos muy cerrados con un plato de bravas en el centro y unas jarras fresquitas en la mesa. 

2. Evitar las borracheras. Sobre todo para evitar las resacas inhumanas del día siguiente. Y los no me acuerdo, ¿qué hice que?, ¿cómo dices? y el ¿que acabe donde y con quien?

3. No marujear. Y menos a través de las redes sociales porque puedes encontrar cosas que te hacen sentir mal. O peor. Tu ex a encontrado al amor de su vida que es una rubia de 1.80 y pivonazo. O la bala perdida en 2º de la ESO es madre de dos criaturas y feliz de la vida. Quizá descubras que la más modosita de bachiller se casó el fin de semana pasado con un vestido precioso y un novio buenorro. Aunque también encuentras a esos amigos que siguen tu ritmo. Fiesta, alcohol y estudios. Y que raro que éstos sean los únicos que sigues viendo todas las semanas. Y sí, son los mismos de las bravas y las cervezas.

4. Veranear en playas afrodisíacas, en festivales cañeros o en la otra punta del mundo. Claramente para esto necesito un trabajo que no tengo muy claro en que momento de mi vida llegará.

5. Este año acabo la carrera. Y así empalmas curso tras curso, carrera tras carrera y el final se aleja más de ti.

6. Plantearte que hacer al terminar. O ir buscando algún tipo de prácticas. O saber que es lo que te va gustando. Hasta empezar descartando aquello para lo que no estas hecho es una buena opción

7. Cuidarse. Que sí, que tengo 20 años, pero en algún momento de mis 50 me acordaré de las cheese burguers de los viernes, los platos de pasta para sobrevivir y los calimochos y las cervezas de los después de clase. Tengo que decir que ésta la he cumplido. Hasta que llegaron los exámenes y el sol de piscina.

8. Dejar de odiar. Así, como quitando enemigos. Pero no puedo. Cuando se me planta delante la yo soy mejor que tu en todo me sale un odio visceral que no puedo remediar. Me entran unas ganas incontrolables de soltarle una hostia bien dada. La misma que deberían haberle dado sus padres cuándo tenía 15 años. Pero yo confío, más vale un guantazo tarde que nunca.

9. Decirle al chico mono de la discoteca que es mono. No lo he superado. De hecho, la última vez que ligué fue él el que tuvo que decirme como iba la cosa. Es que me cuesta pillarlas. Osea, no me cuesta, pero me parece imposible y necesito que me lo diga con un gran cartel de luces de neón. La vez anterior me dijo que mis tetas le encantaban. Que oye, romántico no es, pero la pillé al vuelo.

10. Olvidarme de las redes sociales. Hacer fotos porque quiero tener recuerdo de esa noche, de esa capea o de esa tarde de piscina. Y me la voy a poner de fondo en el móvil porque quiero ver esas caras todos los días.  Puedo decir que progreso adecuadamente, aunque esas fotos siguen apareciendo en el omnipresente Facebook.

11. No sacar el móvil del bolso a no ser que sea de extrema necesidad. Y se entiende como extrema necesidad enseñar unas fotos almacenadas, una llamada de tu madre o buscar información necesaria para que la conversación continúe en las redes sociales.

12. Ir de compras cuando sea estrictamente necesario. Y gastar esos euros en una noche con los colegas. 

13. Acordarme de los cumpleaños de mis amigos sin tener que recurrir a Facebook todos los días. Sirve la ayuda de una agenda, pero de las de papel.

14. Dormir cuándo digo me voy a la cama. Dormir de verdad, apagar el móvil y descansar. 




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16 de julio de 2015

¿Que es...?

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
La vida es sueño - Calderón de la Barca

¿Qué es la vida? 
Un suspiro, un abrazo, un beso eterno,un atardecer, una cena entre amigos, un brindis. Es a la vez una boda y un entierro, un bautizo y un cumpleaños. Despedidas y bienvenidas. Fiestas y examenes. Un cubata, una cerveza aquí y otra allí. Es amigos, es familia, es amor. Es sonrisas, es lágrimas, es llanto. Es dolor, angustia, miedo, pérdidas. Una tarde de sofá y un viaje por carretera. Confidencias con amigos, una tanda de cotilleos, una sesión de bravas y noticias. Un intercambio de teléfonos, una canción, una noche de discoteca, unos tacones y un vestido. Un calendario, una fecha, un equipo de fútbol, un triunfo y una derrota. Un lugar, un deseo, un sueño o millones de ellos. Es una madrugada inolvidable, es un pueblo, es un almuerzo, es una anécdota, es una carrera. Es un quemazo, un petardo, un castigo, un sonido. Un nombre, una persona, un recuerdo, unas risas. Es coches, trenes y aviones. Un amor correspondido, un amor trágico. Un drama victoriano, una tragedia griega, una comedia shakesperiana, una novela modernista, un poema de Becquer, una historia de Cortazar, un relato de Hardy. Es distancia, es playa, es mar, es montaña. Es frío y es calor, es una de cal y otra de arena. Es un libro, una mirada, una frase, una cita. Una foto, un vídeo, una película, una serie. Un segundo de tu vida, una hora de tu tiempo, una noche de tu sueño. 

La vida es eso que nos empeñamos en describir y se nos acaban las palabras antes de poder describirlo. La vida es tanto que es todo. La vida es estar aquí y allí, es caminar hacia delante, aunque a veces tomemos un paso atrás, o un respiro en la travesía. Y es que la vida es libertad, la vida es destino, la vida es sueño.









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9 de julio de 2015

Aquí va mi confesión

 Conocerte fue un disparo al corazón
Me atacaste con un beso a sangre fría
Y yo sabía 


Un disparo certero y sin escapatoria. Directo a lo más profundo de mi ser. No sabes el efecto que causas en mí. Y no fue tu primer beso el que me dejó más helada, más petrificada. Fue aquel segundo beso. Sin la magia del amor rodeándonos, ni embriagados por los alcoholes. Fue ese salido de lo más profundo de tu ser, el más inesperado, el más inocente y el más tierno que me han dado jamás.

En cada relación hay una historia y ciertos momentos que pasan a ser tesoros, únicos e irrepetibles, que viven en lo más profundo de nosotros. Compartirlo con alguien te hace ser especial, saber que tu si tienes a alguien que te ha robado el corazón. Y aunque sabes que puedes salir herido, es el sentimiento más puro y limpio que un ser humano puede sentir. Hay veces que nos creemos que no merecemos lo que tenemos. O que ese amor irracional y pasional que alguien siente hacia nosotros no debería existir. ¿Porqué yo? Si hay millones de mujeres en el mundo, más altas, más guapas, más mayores, más estables, más delgadas, más apasionantes y más apasionadas...Y probablemente no te engañes, pero ese es el misterio. Que simplemente, de entre todas las personas de éste universo, él te ha elegido a ti. Y por curiosidades del destino, por los caminos del azar, resulta que para ti él ha sido, desde el principio, lo que necesitabas. Aunque hasta este mismo instante ni siquiera lo supieras.

A veces el amor se esconde en las personas más recónditas, y cuando te acercas caminando despacio y sin prisa, abierta, con la guardia bajada y sin armadura, es cuando Cupido tiene visión directa para dar en el centro de tu diana. Para llegar derecho al corazón.



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2 de julio de 2015

Preferir. Amar. Desear


"Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio. 
Contigo porque me matas, y sin ti porque me muero. "

- Antonio Machado- 


Existen tres formas de QUERER: con la cabeza, con el corazón y con la tripa. En la cabeza, QUERER se llama preferir, en el corazón, amar; y en la tripa, desear. O quieres con las tres o estás destinado al caos.
[...]

Cabeza, corazón y tripa son tres fuerzas que deben tirar juntas. Tres cuerdas que tan fácilmente se hacen un lío como hilan una hermosa trenza. Es la alineación la que nos mantiene en pie. 

¿Te ha pasado alguna vez que Te ha pasado. Una persona te atrae tantísimo que, cada vez que la tienes cerca, Troya es a su lado una hoguera y las obras de Shakespeare, bien parecen literatura infantil. Te arde la tripa y te tiembla el cuerpo, pero la cabeza te dice que no es lo que buscas. O, al revés. Es una persona diez, ideal, cariñosa, valiente, atenta, buena, divertida...pero no te enciende. La cabeza diciendo , y tu tripa diciendo no.

[...]

"No estés con una persona porque sin ella mueres, sino porque con ella vives"

Uno no elige de quién se enamora, pero sí elige a quién se expone. [...] Tener claro lo que queremos es el mejor filtro para evitar impostores. Lo que quieres o nada. Merécete y no te conformes.

Si pierdes el control, te pierdes a ti mismo; pero si te aferras demasiado al control pierdes el disfrute. Equilibrio. La cabeza no puede ser nunca un freno, sino guía que nos diga cuándo controlar la pasión y cuando liberarla; cuándo sacar a bailar y cuándo dejarse llevar. El amor es un regalo demasiado grande como para no disfrutarlo. No estés con una persona porque sin ella te mueres, sino porque con ella vives, entendiendo siempre que en el amor no todo son alegrías, que hay subidas y bajadas y que lo contrario a una vida amada es una vida plana.


[...] "No son buenos tiempos para el corazón", se dice. Y no se dice por decir. [...]

El corazón es tan necesario como la cabeza, pues el único antídoto contra el miedo es el amor, y tanto amor como miedo coinciden en algo: no atienden a razones. Cualquier argumento racional, ni mitiga el miedo, ni espanta al amor. Por muchas veces que te digan que el avión es el medio más seguro, no se pierde el mido a volar. Hay que aprender a vivir con el miedo de la misma forma que hay que aprender a vivir amando. Es el corazón quien te permite seguir a pesar del susto.


No hay vuelo largo (que merezca la pena) sin turbulencias. 

[...] el amor es casi siempre paradoja. Es ese "hielo abrasador" o ese "fuego helado" que decía Quevedo. O ese "ni contigo ni sin ti" de Sabina y Machado. Es necesario que recordemos que en el amor, como en todo, no puede haber siervos: ni la razón de la pasión, ni el corazón de la cordura. Todos son necesarios: la cabeza para sugerir paciencia cuando la tripa diga "quiero, quiero, quiero"; el corazón para decirle a la razón "tranquila" cuando las dudas le invadan el miedo; y la tripa para encenderle una vela al corazón cuando se crea apagado.


Fragmentos de El Universo de lo Sencillo. Para leer el post completo simplemente pincha AQUÏ


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