2 de noviembre de 2014

¿Que quiere un treintañero de una veinteañera?

Treintañero,a. : Dicho de una persona que tiene entre 30 y 39 años.

Quizá es que hacía mucho tiempo que no me encontraba con alguien que, sin conocerlo casi, me hablase tan abiertamente de sus sentimientos. Y de sus opiniones sobre un tema tan trillado como ¿Que buscan los hombres en las mujeres? Esta persona la conocí de casualidad. Amigo de un familiar mio, durante 3 días y por distintos motivos nos conocimos en mi ciudad, lejos de la suya, y creamos una situación de confianza. A partir de ahí, y después de varias copas de alcohol a lo largo de nuestro último día juntos, nos embarcamos en una conversación que no me puedo quitar de la cabeza.

Quizá es porque es más mayor que yo. No diría que bastante, pero si más de lo que yo esperaba. Y quizá fue por eso, que nuestra conversación fue tan distinta a la que puedes tener con un amigo de tu misma edad o a la que te encuentras en la barra de un bar cualquier noche con alguien que quiere ligar desesperadamente contigo. Porque si, estaba ligando conmigo, pero si, lo sentí como el ligoteo más casual de mi vida. Eran las 10 de la noche y, después de todo un día de celebración con nuestras mejores galas habíamos perdido mucho del encanto con el que nos encontramos a las 10 de la mañana. Y probablemente ese fue el motivo de nuestra conversación. A esas horas el había perdido la americana de su traje (literalmente) y había remangado su camisa con una copa en la mano. Yo había bajado de los tacones y aunque seguía vestida de largo, el pelo había acabado en un simple moño y no en el bonito recogido con el que salí de casa. Mi maquillaje (casi siempre escaso) había desaparecido por culpa de la bebida y la comida y su pelo se había librado de la gomina. Y ahí fue cuando me contó que lo que busca alguien es una chica normal. Ahí, sin anestesia. Una chica de esas que cuando te acuestas ves lo mismo (o casi) que lo que vas a ver cuando te levantas a la mañana siguiente. Nada de tetas que desaparecen, pestañas imposibles, pelos postizos y caras de porcelana. Y tampoco nada de tacones, ¿para que? -me decía él- No haceis más que sufrir para encontrar un tío de dos metros, cuando los que merecemos la pena no pasamos del 1.75. Y ahí le tengo que dar la razón (por eso de que para mi, los tacones para ocasiones realmente especiales, y lo justito).

Y la última clave, ser amable. No me puedo creer que este hombre no se hubiese encontrado una mujer amable en sus largos 20tantos (juraría que entrado en los 30tantos) llenos de intentos de romances. Me confesó que ellos también son tímidos (anda, ¡como nosotras!) y que si los pobres tienen el valor de acercarse a decirte sus mejores palabras, no seas capulla y dale largas con estilo y amabilidad. O no le des largas, se ha fijado en ti, preocúpate en conocerle un poco, porque igual encuentras el hombre que buscas en alguien de 2 metros, en mi casa se dice que los buenos perfumes se guardan en frascos pequeños...

Seguimos hablando de esto y de aquello, de la moda "choni", como el mismo la llamó de escotes y tacones de vértigo en los que te pierdes pero que luego descubres que son de mentira. Las grandes ciudades están llenas de mujeres postureo y fachada, a lo que yo le aseguré que los hombres no se quedan cortos, chicos que salen de casa con escotes mayores de los que a mi se me pasaría por la cabeza ponerme. Y nos dimos la razón durante 5 largas horas que pasaron como suspiros. Al final pusimos caminos separados en nuestras vidas, él se fue con sus amigos y yo me volví a mi casa, sola y pensando en cuanto me apetece volver a encontrarmelo y decirle, Ey, que si es lo que buscas, ¡yo ya he encontrado lo que quiero! y me dan igual los kilometros y los años, ¿porque no lo intentamos?




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2 comentarios:

  1. Eiiiii me encanta!! Comparto en mi face!!

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    1. Me alegro mucho que te haya gustado y espero tus comentarios y opiniones en otras entradas más recientes. Decir que aquello terminó muy bien y se ha convertido en esa persona a la que no puedes dejar de querer...

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