Another year...
Cuando los años terminan hacemos balance. Aunque yo sigo llevando el calendario escolar y para mi un curso es sinónimo de año natural, nada más lejos de la realidad. Cuando un año termina todo el mundo repasa y se quieren convertir de repente en personas más altas, más delgadas, más guapas, más listas y más sanas. Todos quieren ser mejores personas y salir de su zona de confort. Y al final nada, nos quedamos en el mismo sitio hasta que la vida te da una patada en el trasero y te grita "Espabila, que se te escapa la vida y no te enteras, chata."
Que en un año pasan muchas cosas y no nos acordamos de todo, que pasan miles de personas, que llegan millones de noticias y cientos de problemas que nos parecen el fin del mundo y se quedan en "caldo de borrajas".
Que este año que se va, está bien despedido. Que he perdido muchas cosas, y pocas de las que yo quería perder. Que se me ha ido gente. De esa que te tienes que despedir para siempre, con unas lágrimas que no limpian ni recogen todo lo que se quedó en el tintero, todo lo que no sabía y todo lo que jamás le confesaste. Todo ese agradecimiento y todo ese cariño. Y que desde aquí sale directo del corazón. Que a la vez llegan personas nuevas que quiero antes de conocer y para las que me preparo pensando en ser la mejor en mi papel, papel para el que se que estoy preparada pero me aterra no cumplir. Y es que sigo deseando volar bien lejos, pero no quiero ser esa persona que solo existe en una pantalla de ordenador.
Que en un año pasan millones de cosas y personas. Y que ya tengo ganas de empezar otro nuevo. Que al final, año va y año viene y la vida sigue prácticamente igual.
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