Imagine your possibilities

Knees up like a UNICORN!!!!!

A veces el tiempo libre se puede emplear en algo que nos enseña mucho de forma indirecta. Yo he invertido la mayoría de las mañanas de mis fines de semana para hacer un curso que consideraba una oobligación. La estuve retrasando durante mucho tiempo y, al final, con el nuevo año me animé a darle esa oportunidad. Y me arrepiento de no haberlo hecho antes.

Este curso me ha enseñado mucho a nivel teórico, de legislación y cosas similares. Pero sobre todo me ha abierto un mundo nuevo de personas, posibilidades y de aceptación. Tanto propia como del mundo que me rodea. Siempre había pensado que era una persona de mente muy abierta, capaz de aceptar sin pre-juicios. Falso. O cierto. Lo que si es verdad es que ahora mi mente es el doble de abierta que antes, y mi mundo infinito. En una de esas mañanas de febrero, tras madrugar toda la semana y hacerlo también el sábado y domingo, me pusieron este vídeo, y me pareció una pequeña joya. 

Quizá es porque ahora me fijo más en cada detalle. Pero los niños, y por supuesto, también las niñas, tienen un mundo interno increíble, fantástico e interminable. Cada vez que le cortamos las alas a un niño, le estamos haciendo un adulto aburrido, sin imaginación y frustrado. Y con esto no quiero decir que hay que permitirle todo y más a esa criatura. Necesitan normas para aprender a distinguir las cosas. Pero no podemos decirle a un niño que no puede hacer algo porque la sociedad lo ve mal. Porque las mujeres no pueden ser ejecutivas, porque una mujer no puede ser que no quiera ser madre o porque un niño no puede jugar a las muñecas. Debemos darles esa libertad que su mente tiene, darles el empujón para que proyecten más allá de su imaginación. Y si se les acaba el papel y la pintura, debemos darles más. Porque es cierto que, la mayoría de esas cosas, quedarán en papel. Pero ya es bastante dura la vida, como para que seamos nosotros, los adultos, los que les digamos que eso no se debe, que eso no se hace, y que eso no se toca. Dejemos que enfrenten la realidad con ilusión, esperanza e imaginación. Y entonces, quizá consigamos que sean, en el futuro, unos adultos que iluminarán nuestra aburrida vida con sus alas de colores.