26 de noviembre de 2015

Si tu no estas aquí

No quiero estar sin ti
Si tú no estás aquí me sobra el aire
No quiero estar así
Si tú no estás la gente se hace nadie
Si tú no estas aquí no se
Que diablos hago amándote [...]
No quiero estar sin ti
Si tú no estás aquí me falta el sueño

Porque todos tenemos días así. Esos que son días grises cuando el sol brilla. Esos días de invierno que ves por la ventana y parecen una mañana de primavera, soleada. Da la sensación de ser agradable e incluso calentita. Pero que cuando sales de casa el frío invierno te da una bofetada y te devuelve a la realidad. Es pleno enero y hace un viento de muerte. Y ahí te quedas tu, con las ganas de buen tiempo y con la cara congelada. Siempre he pensado en esos días como cuando en la vida tienes a alguien que brilla, brilla mucho. Pero brilla tan lejos, que no te ilumina y que no te calienta él alma.

Hoy es un día de esos que amanece con el cielo tapado, las nubes bajas y que te mojan las pestañas. Y la melancolía te atrapa cuando la canción más lenta de tu mp3 suena en tus oídos en tu camino hacía la universidad. La rutina te atrapa, la distancia parece cada vez más larga, los días son interminables sin saber cuando volveran los buenos tiempos. Y mientras ella sigue cantando a todo volumen que él se ha ido. Que no está, aunque quizá nunca estuvo, y que lo echa de menos con toda la fuerza de su corazón. Que lo necesita aquí y ahora, pero no, él no está y ella no sabe ni como coordina los pasos que le llevan, como un muerto viviente, de clase en clase y de calle en calle. 

Abigail Keenan

Una sucesión de horas grises y apelmazadas, llena de las mismas caras, las mismas historias, las mismas hojas. Y las palabras de todos los días no hacen si no hacer más duro el tiempo. 13 meses despues pesa, pesa mucho y duele, duele más de lo que pesa. Porque te quiero con toda mi alma, pero si tú no estás aquí, dime, ¿que diablos hago amándote?
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