24: veinte y cuatro
Y así de fácil. Ya he vivido 24 años completos, con sus 365 días e incluso con varios años bisiestos de por medio. Acumulando 366 días más tendré un cuarto de siglo, pero eso es otra historia. Tantos años son muchos días, muchos minutos y segundos, muchas historias, muchas caras, muchas fiestas, muchas llamadas. Son muchos kilómetros recorridos, muchas visitas. Son millones de sonrisas, millones de lágrimas. Cientos de pantalones, millones de camisetas, algunas medias rotas, un puñado de vestidos bonitos, más de una docena de bañadores. Unas cuantas playas visitadas, y largas distancias caminadas. Varios tacones a los que me he subido y varias bailarinas en las que me he bajado. Muchas deportivas y todavía más sandalias. Grandes amaneceres y preciosos atardeceres. Son cafés, cervezas, y coca-colas. Cenas deliciosas con deliciosa compañía.
24 años son bodas, bautizos y comuniones. Y cumpleaños, millones de ellos de cientos de personas. Pero 24 años tambien son entierros. En 24 años se acumulan noticias preciosas, alegrías, saltos, abrazos, y también malas noticias, despedidas largas o eternas. Errores y aciertos, decisiones, problemas. Nombres que van y vienen, nombres que se quedan. En 24 años caben cientos de suspiros, cientos de sueños, de ideas, de esperanzas. Incontables horas de biblioteca, o de tiempo delante de unos apuntes. Miles de películas, de libros, de imágenes, de conversaciones.
Caben tantas cosas en 24 años...
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