Why she had to go I don't know,
she wouldn't say
Sabes que no soy buena con las despedidas. Que nunca se me han dado bien y nunca se me darán. Ha pasado más de un mes y sigo echándote de menos. ¿Cómo pudo ser tan fácil decir adiós después de lo mucho que me habías dado? Me diste el cielo, la luna con todas sus estrellas. Me diste el amor que tanto necesitaba, los abrazos que tanto buscaba y los besos que jamás me habían dado. Las palabras justas y las dosis de risas adecuadas. La ilusión, la esperanza y algo por lo que levantarme. Y lo dejamos volar abrumados por la realidad, convencidos de que esta historia nuestra no iba a funcionar. Aunque los dos deseábamos, con todas nuestras fuerzas, que hubiera funcionado a la perfección.
Quizá es cierto que estábamos hechos el uno para el otro. De hecho aún lo estamos. Pero es que te necesito tanto que no puedo soportarlo. Te quiero a ti y quiero a la necesidad de hablar contigo todos los días. Pero tengo que dejarlo marchar. Ahora más que nunca, estoy patas arriba y mi vida me acompaña. Tengo que centrarme y acabar cosas de una vez por todas. Elegir nunca es fácil y cuándo toca decidir dejar marchar a alguien es todavía más difícil. Y muy cobarde elegir lo "correcto" y no lo que quiero.
Quizá deberíamos haber hecho una locura por amor. Quizá debería haberte dicho que sí, que porqué no, que otros lo hacen. Que quería pasar contigo cada uno de los minutos que me restan de vida, y quería hacerlo oficial, de verdad, en serio. Pero me daba miedo, mucho. Y me lo sigue dando. Si me volvieras a preguntar, aunque lo hicieras todos los días de un año, la respuesta sería la misma. No. Y es que es una gran decisión y sé, que como otras tantas puede tener un final que ya se que no es el final del universo. Pero entiéndeme, a mi edad una pregunta así sólo trae pánico. Ya ves, tu has sido mi mas loca apuesta en el amor. Me siento orgullosa de haber apostado por ti. Una vez más espero que me perdones todos los pecados. Me demostrarás una vez más que no merecía cada una de tus sonrisas, ni de tus caricias. Me demostrarás que eres mucho mejor que yo, en todos los sentidos.
No quiero que pienses que dejé de quererte. No he dejado de quererte. Nunca dejaré de quererte. Siempre serás mi mejor decisión, mi mejor riesgo y mi mejor apuesta. Siempre serás esas palabras que necesitaba y esos brazos que me daban calor. Quiero lo mejor para ti, pero en el fondo, espero que la vida nos vuelva a reunir. Que esas sonrisas sigan siendo solo mías, que esos ojos se sigan perdiendo en los míos y que tu boca me vuelva a decir te quiero.
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