30 de abril de 2015

Guijarros para cambiar el mundo


"Puede que yo sea la única persona sobre la faz de la tierra que sepa que eres la mujer más fantástica. Puede que yo sea el único que aprecie lo asombrosa que eres en cada una de las cosas que haces, y en cada uno de los pensamientos que tienes. En cómo dices lo que quieres decir y en cómo casi siempre quieres decir algo que tiene que ver con ser sincero y bueno. Y creo que la mayoría de la gente se pierde eso de ti. Y el hecho de yo si lo capte me hace sentir bien conmigo mismo"
-Mejor imposible-

Soy monitora de tiempo libre y me paso la mayor parte de los fines de semana del año rodeada de pequeños monstruitos que te sacan sonrisas y enfados casi a partes iguales. Hace poco, la madre de uno de mis monstruitos pasados, que ya es todo un adolescente, me dijo que una de las madres de uno de mis actuales mosntruitos, de hecho, la más adorable de todos, pensaba que le tenía manía a su hija. WTF? ¿En serio? Y yo muerta de miedo pensando que se me notaba a la legua que era mi favorita. A ver, se que está feo, que no se debe tener preferencia, que todos los niños son iguales...pero no. Ya lo siento pero es imposible; hay niños que son adorables, que vienen corriendo a darte un beso o a preguntarte que tal todo y luego hay otros que si pudieran te metían un balonazo a la primera de cambio. Total, que esta situación me hizo plantearme cosas.

Quizá no me doy cuenta, pero al final, yo también soy una educadora. Y aunque no quiero dedicar mi vida a la enseñanza, los 6 años que llevo dedicando mis fines de semana de forma altruista han influido en muchos niños, que ya no lo son. Algunos han dado muy buenos resultados, y aunque por su edad del pavo, siguen pareciendo tontitos, en el fondo son unas maravillosas personas que se convertirán en grandes adultos. Otros se han ido por la mala vida de crecer demasiado rápido y olvidarse de disfrutar la infancia, y la adolescencia, y se han dedicado a vivir como adultos desde los 12. Probablemente no sea todo nuestra culpa, sino del entorno en el que tienen que vivir y desarrollarse, pero sin duda, algo más se podría haber hecho. Cuando miro a estas personitas de 8 años, que están en mis manos finde tras finde, me doy cuenta que los favoritos y los especiales lo son por algo. Quizá soy la única en ver lo que tienen dentro, lo que pueden regalar al mundo y lo que pueden ofrecer. Y quizá por eso soy más dura con ellos, porque creo que pueden dar cosas mucho más grandes de las que están dando. Quizá es un error presionar, o quizá debería no esperar tanto de personas tan diminutas. Pero yo sé, que dentro de ellos se esconde algo mágico y que entre todos los que nos dedicamos a ayudarles a dar pasitos de gigantes, está el deber de hacerles crecer y demostrarle al mundo lo que tienen. Y por supuesto, hacerles creer que el universo es suyo y que tienen la habilidad de moldearlo como ellos quieren si de verdad se esfuerzan.

Es dificil ser la piedra que cambie el mundo, pero teniendo estos guijarros sin pulir en mis manos me da la sensación de que no no todo está perdido y de que, quizá dejando una pequeña huella, ellos sean mi mejor forma de mejorar el mundo que me rodea.




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